No hace mucho tiempo, las encuestas eran un elemento básico para que cada líder solicitara retroalimentación y para que cada empresa evaluara el compromiso que tenía su gente. Sin embargo, ahora las encuestas comienzan a parecerse a los camiones viejos que acumulan polvo en la era de los autos eléctricos. Las grandes empresas están utilizando nuevos y geniales algoritmos de aprendizaje automático que hacen el cruce de grandes cantidades de datos para medir el compromiso de los empleados por medio del tiempo de respuesta de correo electrónico y conexiones de red fuera del equipo central, y pronostican el riesgo de rotación al rastrear señales como la frecuencia con que los empleados actualizan sus curriculums.
¿Quién necesita una encuesta engorrosa y lenta en la que algunos empleados solo le dicen lo que quiere oír y otros no se molestan en responder?
Usted lo necesita.
Durante décadas, las encuestas periódicas de opinión de los empleados se han basado en las mejores prácticas de alto desempeño de recursos humanos. La investigación realizada por la empresa Facebook sugiere que, por tres razones, sería un gran error abandonar la práctica de las encuestas.
1. Las encuestas siguen siendo excelentes predictores de comportamiento.
En Facebook, descubrieron que simplemente preguntarle a la gente cuánto tiempo pretendía quedarse era más del doble de preciso que el pronóstico de aprendizaje automático de una empresa líder de la industria de análisis predictivo.
Aprendemos mucho de las encuestas, incluso cuando las personas no participan. Las personas que no completaban ninguna de las dos encuestas anuales que realizan tienen 2.6 veces más probabilidades de irse en los próximos seis meses.
2. Las encuestas les dan a los empleados la oportunidad de sentirse escuchados.
No tener una encuesta regular envía un mensaje claro: no le importan las opiniones de las personas. El acto de completar una encuesta les proporciona un canal específico para expresarse. En Facebook, aunque se pueden obtener los conocimientos que se necesitan a través de una muestra, a menudo se invita a toda la empresa a participar para que tengan la oportunidad de contribuir a la conversación. El monitoreo pasivo deja atrás la sensación de propiedad en los empleados.
Las tasas de participación diferencial muestran qué asuntos le importan más a la gente: el 95% completa la encuesta de participación, más de dos tercios completan la encuesta anual de diversidad y más de la mitad realiza la encuesta de beneficios. Y resulta que los empleados valoran tener algo que decir incluso si no se salen con la suya. Por ejemplo: Cuando se envía una encuesta, se obtiene un sorprendente volumen de comentarios por escrito: en promedio, el 61% de la gente envía sus propios comentarios y sugerencias, y cada persona toca (en promedio) cinco temas distintos. Está claro que las personas toman la encuesta en serio y quieren que se les escuche. Y sabiendo que no adoptarán todas las ideas, los líderes se desviven por demostrar que valoran la información de igual manera.
Como una forma divertida de recompensar la participación, algunos líderes incentivan a su gente prometiendo venir disfrazados de lo que el equipo quiera si se logra una tasa de respuesta del 100%.
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3. Las encuestas son un vehículo para cambiar el comportamiento.
Cuando les pregunta a las personas su perspectiva y puntos de vista, no solo está aprendiendo de ellos, también los está influenciando. Los psicólogos encuentran que hacer preguntas puede cambiar el comportamiento. Encueste a las personas sobre si les gustaría ofrecerse como voluntarios tres horas para la Sociedad Americana del Cáncer, y las tasas de voluntariado aumentan entre 4% al 31%. Encueste a las personas sobre si planean comprar una computadora nueva en los próximos seis meses, y tienen un 18% más de probabilidades de hacerlo. Encueste a los asistentes de un partido de baloncesto sobre si tienen la intención de ir al juego de la próxima semana, y su asistencia aumenta entre 76% a 85%.
Parte del efecto es la consistencia: decir sí crea un compromiso y muchas personas lo siguen. Pero incluso las personas que dicen que no tienen más probabilidades de cambiar su comportamiento, porque las preguntas estimulan la reflexión. Mientras el comportamiento sea deseable, algunos de ellos terminarán por convencerse a sí mismos para hacerlo.
En la encuesta de participación que se lleva a cabo en Facebook, a menudo se realizan nuevas preguntas con diferentes muestras de personas. En una encuesta reciente, se preguntó al 30% de la gente si estaban o no comprometidos personalmente a mejorar su experiencia de trabajo en la empresa. No estaban intentando influir en su comportamiento, pero terminaron siendo un 12% más propensos que sus colegas a solicitar una lista seleccionada de recursos y herramientas adicionales para ayudarlos a involucrarse más en la empresa, y eso era cierto tanto si su respuesta original era si o no.
La tecnología inteligente y los grandes datos continuarán ayudándonos a descubrir qué es lo más importante para la gente. Pero eso hará que las encuestas sean más importantes, no menos. En una época en la que más empleados temen que “Big Brother” esté observando y las compañías tienen las herramientas para observar más que nunca, realizar una encuesta puede indicar que Big Brother sigue siendo humano.